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Consulta tanatológica, Conferencias, Talleres, Cursos. Construir un puente hacia las personas y familiares que están pasando una situación tan traumática y desconocida como es la muerte, facilitando el crecimiento a través de las pérdidas. Ayudarte a entender y reflexionar acerca de tu verdadera esencia o realidad como ser humano al descubrir o reforzar los valores internos de la persona en la búsqueda de significado para vivir en plenitud.

sábado, 29 de noviembre de 2014

El amor permanece, es el espejo de tu riqueza que se eterniza en mí


 Al igual que el duelo, el amor no es un sentimiento puro. Ni siquiera un sentimiento de dependencia o de ciega servidumbre procedente de los campos del alma enferma. El amor verdadero no conoce la supuesta debilidad de la autoestima ni el correspondiente deseo de apoyarse en alguien firme, como tampoco le es propio el uso o el abuso de otra persona con fines egoístas. El amor verdadero no busca al compañero protector o estimulante, no quiere hijos que exhibir para el provecho propio ni ansía elogios ni ternura para autosatisfacerse. El amor no requiere absolutamente nada, es soberano, porque la «materia» de la que está hecho es el sí modesto y sin condiciones a la persona amada, como una estrella fugaz que sale despedida de los fuegos artificiales de la Creación. El amor es, como reza una opereta alemana, un «poder celestial».Por todo ello es capaz de hacer lo que sea necesario: dejar ser al otro, dejarlo ir, no retenerlo, con lágrimas en los ojos si es necesario, pero con afecto sincero. El tiempo pasa y el amor permanece; los sentimientos se difuminan y el amor permanece; la muerte deshace los compromisos y el amor permanece. ¿Cómo podría un sí sin condiciones convertirse en un no cuando las condiciones cambian, cuando el otro toma un rumbo diferente, enferma o muere? Aquella parte fundamental de la relación mutua que era amor «sobrevive» incluso al fin de la relación.¿Pero en qué forma «sobrevive»? Ahora ya no resulta tan difícil adivinarlo: en forma de alegre consonancia con el ser presente y pasado del otro, en su recuerdo, en el rezo por él y, sobre todo, en el duelo silencioso por él. «Soy el premio por tus valores. Soy el espejo de tu riqueza. En mí se eterniza tu amor.» Así habla el duelo.
                                                                                        Del libro “En la tristeza pervive el amor” de Elisabeth Lukas 

Consulta tanatológica, Acompañamiento, Cursos, Conferencias, Talleres.


jueves, 27 de noviembre de 2014

Carta del Cielo


Querida Mamá, Papà y hermano. Hoy quiero decirles, que yo se de cada lágrima de ustedes, sé del dolor y la tristeza que tienen, pero quiero que sepan, que yo, no quería dejarlos, como tampoco causarles tanto dolor, porque los amaba con toda mi alma, aun hoy que no estoy físicamente, los amo y así será siempre. Yo estoy en el amor de ustedes y ustedes en el alma mía. Siempre los estaré protegiendo, como lo han hecho uds, conmigo, por eso les ruego, que traten de volver a vivir, a sonreír, recordándome en los momentos lindos que tuvimos, y aun en los momentos no tan buenos, porque siempre estuvimos juntos. Quiero que sigan adelante, con esa fuerza misteriosa, que siempre tuvimos. Háblenme que yo los estaré escuchando, aunque no me vean, yo sé como responderles, a través de mi alma a través de mi amor, solo presten atención, y verán que cerca estoy. 
Miren si estaré cerca que estoy en el corazón de cada uno...¿verdad?. Cuando Dios me los traiga, los estaré esperando y verán que siempre estuvimos juntos. ¿Cómo? A través del amor que trasciende.” 
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lunes, 24 de noviembre de 2014

Esto... también pasará

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total...Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó.
 Y éste le dijo:-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso:
Simplemente decía “ESTO TAMBIEN PASARA”.
Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:-Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.
http://centrotanatologicorenacer.blogspot.com/2014/11/las-etapas-del-duelo-elisabeth-kubler.html

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lunes, 10 de noviembre de 2014

Grupo de ayuda mutua para madres y padres que enfrentan la muerte de sus hijas y/o hijos.


El grupo se compone por personas que comparten una situación o experiencia de vida en común. Queremos brindar acompañamiento, comprensión y afecto a los padres y madres que luego de este acontecimiento tan devastador no saben cómo seguir viviendo. De ninguna manera éste debe reemplazar la terapia profesional, de ser requerida.

Estamos para compartir el amor que sobre el tiempo y la distancia nos mantiene unidos por siempre a nuestra hija quien sin estar físicamente presente, nos siguen motivando a dar lo mejor de nosotros mismos. Hablaremos desde la propia experiencia de la muerte.

 La conformación del grupo se basa en la propuesta original que el matrimonio Berti, de Argentina hizo a raíz de la muerte de su hijo Nicolás.

No es un grupo de ayuda profesional; tampoco es un grupo político ni confesional, y va más allá de ser un grupo de duelo. No nos adherimos a ninguna religión, de tal modo son bienvenidos papás de cualquier religión o de ninguna.

Te invitamos a participar con la convicción de que en honor de nuestros hij@s es importante aprender juntos a volver a vivir, afrontando con valentía los sentimientos dolorosos y las dudas que inevitablemente nos trae la muerte.

Decir que sí a la vida sabiendo que algo ha muerto en cada padre que ha perdido un hijo y que esto es irreversible. Sobrellevar con dignidad este dolor y sufrimiento convierte a este padre, a esta madre en un referente de amor a la vida.
 Desde este amor a la vida se hace posible el sí incondicional a la vida.
Sí a la vida a pesar de todo
Sí a la vida a pesar de todo cobra todo su realismo cuando uno la oye de labios de cualquier padre que ha perdido un hijo.

Proponer un cambio existencial, ante la pérdida, sabiendo que el dolor que ello produce no debe ser permanente y que, aún inmersos en la más profunda crisis, siempre nos queda la libertad para decidir la actitud con la que hemos de enfrentar nuestro destino.

Para ser miembro solamente es necesario querer recibir y dar ayuda. La participación en el grupo es completamente gratuita y sus actividades se organizan con base en las necesidades y propuestas de los miembros del grupo. El grupo se autoabastece con  donaciones, suficientes para compartir una taza de café o imprimir algunas fotocopias necesarias para la tarea.

Iniciamos con reuniones cada tercer lunes de mes de 20:00 a 22:00 hrs en los salones de Centro Vita, Km 4 Av Kukulkán.
Primer sesión lunes 17 de noviembre de 2014.
Informes 998 260 15 61, 998 260 30 77

Date la oportunidad de compartir con otros papás y mamás el amor incondicional que seguimos experimentando por nuestros hij@s muertos y hacer, en su honor, algo bueno por alguien más diciendo sí a la vida, a pesar de todo.

 El “dar para recibir” del grupo es consistente con el postulado cristiano y reafirma al hombre como un ser abierto al mundo y a los hombres, que se reconoce en la siguiente frase de Víctor Frankl: 

“El hombre que se levanta por sobre su dolor para ayudar 
a un hermano que sufre trasciende como ser humano”.




lunes, 3 de noviembre de 2014

¿En dónde estará mi esencia cuando muera?

Plegaria Indígena
No te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy Allí. No duermo Ahí.
Soy como mil vientos soplando.
Soy como un diamante en la nieve, brillando.
Soy la luz del sol sobre el grano dorado.
Soy la lluvia gentil del otoño esperado.
Cuando despiertas en la tranquila mañana; soy la bandada de pájaros que trina.
Soy también las estrellas que titilan, mientras cae la noche en tu ventana.
Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy allí. Yo no morí.

Dicen que esta plegaria es indígena, pero en realidad la autora de este bello poema es 

Mary Elizabeth frye, una ama de casa de Baltimore, escrito en 1932.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Las Etapas del Duelo, Elisabeth Kübler-Ross

     Las 5 etapas del #duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación es el recorrido que se transita para sanar la pérdida de un ser querido, según Elisabeth Kübler-Ross”.

     Las  etapas del duelo según la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross* es una de las descripciones más populares conocidas sobre el tema.  Esta dice que los dolientes no atravesarán por ellas en un orden prescrito sino que se trata de un marco que nos permite iniciar un proceso de aprendizaje donde finalmente comprenderemos que es posible convivir con esta pérdida y continuar en una realidad en la que este familiar ya no estará. 
     Estas 5 etapas del duelo fueron propuestas por primera vez por Kübler-Ross en su libro de 1969 “On Death and Dying” donde, basado en su trabajo con pacientes en fase terminal, esta autora afirmó que luego de la muerte se inicia un proceso por el cual la gente lidia con esta pérdida.

     Si bien como se menciona arriba, estas etapas no suceden en orden sino que vamos y venimos de ellas hasta finalmente aceptar la muerte como un hecho inevitable de la vida, la clave de estas etapas es comprender cómo se produce este proceso de duelo y en qué etapa usted se encuentra. A continuación te informaremos sobre cada una de estas fases.
PRIMERA ETAPA DEL DUELO: LA NEGACIÓN. Cuando una persona se entera de la enfermedad terminal o muerte de un ser querido, su primera reacción es negar la realidad de esta noticia devastadora. La negación consiste en el rechazo consciente o inconsciente de los hechos o la realidad de la situación. Este mecanismo de defensa busca amortiguar el shock que produce la nueva realidad para sólo dejar entrar en nosotros el dolor que estamos preparados para soportar. Se trata de una respuesta temporal que nos paraliza y nos hace escondernos de los hechos. La frase que podría resumir la esencia de esta etapa es “Esto no me puede estar pasando a mí”.
     En este primer momento, el mundo pierde sentido y nos abruma. Nos preguntamos cómo podemos seguir adelante. No es que estemos negando que la muerte o la pérdida se hayan producido sino que nos invade un sentimiento de incredulidad de que la persona que amamos no la veremos nunca más.         Los sentimientos de esta etapa nos protegen brindando a nuestro cuerpo y mente un poco de tiempo para adaptarse a esta nueva realidad sin la persona fallecida. Luego el doliente comienza a sentirse como si lentamente estuviera despertando, recordando lo sucedido progresivamente. Si bien la negación es una parte normal del proceso de duelo es importante destacar que  si el doliente perdura durante mucho tiempo en ella puede llegar a ser perjudicial ya que al no aceptar lo que les ha ocurrido, no son capaces de enfrentar esta pérdida y seguir adelante. Cuando esta negación se hace persistente, la represión podría también dar lugar a enfermedades físicas como malestar estomacal, dolor de pecho o hipertensión. 
SEGUNDA ETAPA DEL DUELO: LA IRA. Cuando ya no es posible ocultar o negar esta muerte comienza a surgir la realidad de la pérdida y su consecuente dolor. Si bien los sentimientos de enojo estarán presentes con distinta intensidad durante todo el proceso de duelo, es en esta etapa donde la ira toma el protagonismo dirigiéndose este enojo al ser querido fallecido, a nosotros mismos, a amigos, familiares, objetos inanimados e inclusive a personas extrañas. Se siente un resentimiento hacia la persona que nos ha dejado causando un inmenso dolor en nosotros pero este enojo se vive con culpa haciéndonos sentir más enojados aún.
      La frase que podría contener la esencia de esta etapa es “¿Por qué yo? ¡No es justo!”, “¿Cómo puede sucederme esto a mí?” Esta comprensión del “por qué” de las cosas puede ayudarte a encontrar una cierta paz. Puedes preguntarte, “¿Dónde ha estado Dios cuando me sucedía esto?”. De acuerdo a la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, es importante que los familiares y amigos del doliente dejen que éste exprese libremente su ira sin juzgarlo o reprenderlo ya que este enojo no sólo es temporal sino que, principalmente, necesario. Debajo de esta ira ilimitada se encuentra el dolor producido por esta pérdida. Si somos capaces de identificar esta ira y expresarla sin temores podremos comprender que ella es parte del proceso de curación.
     Para eso se pueden emplear diversos métodos de expresión como escribir una carta al ser querido fallecido para expresar tu enojo, establecer un diálogo imaginario con ellos para compartir tus sentimientos, hablar con un amigo o familiar, realizar ejercicios físicos o bien practicar la meditación como un camino para calmar y canalizar estas emociones abrumadoras.
TERCERA ETAPA DEL DUELO: LA NEGOCIACIÓN. En esta etapa surge la esperanza de que se puede posponer o retrasar la muerte de la persona moribunda. La etapa de negociación puede ocurrir antes de la pérdida, en caso de tener a una familiar con enfermedad terminal, o bien después de la muerte para intentar negociar el dolor que produce esta distancia. En secreto el doliente busca hacer un trato con Dios u otro poder superior para que su ser querido fallecido regrese a cambio de un estilo de vida reformado. Este mecanismo de defensa para protegerse de la dolorosa realidad no suele ofrecer una solución sostenible en el tiempo y puede conducir al remordimiento y la culpa interfiriendo con la curación.
     Se desea volver a la vida que se tenía antes de que muriera el ser querido y que éste vuelva a nosotros. Se concentra gran parte del tiempo en lo que el doliente u otras personas podrían haber hecho diferente para evitar esta muerte. Las intenciones de volver el tiempo atrás es un deseo frecuente en esta etapa para así haber reconocido a tiempo la enfermedad o evitar que el accidente sucediera. La frase que resume esta etapa es “¿Qué hubiera sucedido si…?” Nos quedamos en el pasado para intentar negociar nuestra salida de la herida mientras pensamos en lo maravillosa que sería la vida si éste ser querido estuviera con nosotros.
     Esta fase del duelo suele ser la más breve de todas las etapas ya que se trata del último esfuerzo para encontrar alguna manera de aliviar el dolor por lo que supone un trabajo agotador para la mente y el cuerpo al tener que lidiar con pensamientos y fantasías que no coinciden con la realidad actual. Por eso es importante conectarse con las personas y actividades del presente siguiendo una rutina que le brinde a tu mente la comodidad de realizar tareas regulares.
CUARTA ETAPA DEL DUELO: LA DEPRESIÓN. En esta cuarta etapa el doliente comienza a comprender la certeza de la muerte y expresa un aislamiento social en el que se rechaza la visita de seres queridos. Se siente tristeza, miedo e incertidumbre ante lo que vendrá. Sentimos que nos preocupamos mucho por cosas que no tienen demasiada importancia mientras que levantarse cada día de la cama se siente como una tarea realmente complicada. Estos sentimientos muestran que el doliente ha comenzado a aceptar la situación. La frase que contiene la esencia de esta etapa es “Extraño a mi ser querido, ¿por qué seguir?”
     En esta etapa la atención del doliente se vuelve al presente surgiendo sentimientos de vacío y profundo dolor. Se suele mostrar impaciente ante tanto sufrimiento sintiendo un agotamiento físico y mental que lo lleva a dormir largas horas. Además la irritabilidad y la impotencia toman un gran protagonismo ya que durante esta etapa se enfrenta a la irreversibilidad de la muerte.
     Si bien el doliente siente que esta etapa durará por siempre es importante considerar que la depresión de este proceso de duelo no es sinónimo de enfermedad mental  sino que se trata de una respuesta adecuada a una gran pérdida por lo que las emociones de la depresión deben ser experimentadas para sanar. Sé paciente contigo mismo y recuerda que sentir esta depresión es la manera de salir de ella.
QUINTA ETAPA DEL DUELO: LA ACEPTACIÓN. Es el momento en donde hacemos las paces con esta pérdida permitiéndonos una oportunidad de vivir a pesar de la ausencia del ser querido. El doliente llega a un acuerdo con este acontecimiento trágico gracias a la experiencia de la depresión. Esta etapa no significa que estamos de acuerdo con esta muerte sino que la pérdida siempre será una parte de nosotros.
      Este proceso nos permite reflexionar sobre el sentido de la vida así como lo que queremos de la vida a partir de ahora. La frase que resume la esencia de esta etapa es “Todo va a estar bien”. Esta etapa consiste en aceptar la realidad de que nuestro ser querido se ha ido físicamente por lo que debemos comprender que esta nueva realidad que vivimos sin él será nuestra realidad permanente de ahora en adelante. Se trata de aprender a convivir con esta pérdida y crecer a través del conocimiento de nuestros sentimientos. Comenzamos a depositar nuestras energías en nuestras amistades y en nosotros mismos estableciendo una relación distinta con la persona fallecida.
     La rutina diaria toma un mayor protagonismo en la vida del doliente mientras que ya no se invocan los recuerdos del ser querido con sentimientos de culpa. Esta introspección te permitirá realizar una evaluación de tu vida y analizar cuál es el crecimiento obtenido durante este proceso a partir del cumplimiento de asuntos irresueltos. Esto se debe a que puedes observar que las cosas malas le suceden a la gente buena y a la gente mala por lo que la muerte no es percibida como un “castigo” sino como parte de la vida.
*Elisabeth Kübler-Ross (Zurich 1926 Arizona 2004) psiquiatra y escritora suizo-estadounidense, fue una de las mayores expertas mundiales en temas de la muerte, personas moribundas y cuidados paliativos. Fue pionera en el campo de la investigación de las experiencias cercanas a la muerte. Actualmente es reconocida como una autoridad en la materia.
 (Wikipedia)Fuente: Libro “On death and dying” de Elisabeth Kübler-Ross