La #vida de un ser humano no debe ser medida por la
cantidad de sus días en la tierra. Podría ser medida
por la tarea realizada o por la huella que deja en aquellos que su vida toca.
Una vida corta, una vida larga. ¿Cuál es la diferencia? Una vida llena de
belleza.
La muerte de un hijo es una de las
experiencias más dolorosas y traumáticas que puedan sufrir los padres en toda
una vida. No hay nada que pueda disminuir el dolor que se siente en el momento
de tal pérdida.
Es importante darse el espacio y el
tiempo necesarios para tratar el dolor. Llorar la muerte de un hijo puede
tardar más tiempo del que uno pueda pensar. Con frecuencia, la gente a tu
alrededor puede sentirse incómoda por las intensas emociones y angustia que
estés sufriendo. Ten paciencia contigo mismo porque lleva tiempo sentir un
cierto alivio. No importa la edad, tu hijo sigue siendo parte de ti.
Habrá altibajos en el proceso. El primer año puede ser muy difícil, especialmente
cuando los padres se hacen preguntas dolorosas y se atormentan a sí mismos. Probablemente no hay respuestas adecuadas
a tus preguntas que puedan servir de consuelo. El sentimiento de culpa y enojo
usualmente van acompañados con el sufrimiento. Trata de compartir y expresar
estos sentimientos para liberarte de éstos. Hablar de tus emociones llevará a
que te perdones tu y a otros a quienes hayas culpado de la pérdida.
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