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Consulta tanatológica, Conferencias, Talleres, Cursos. Construir un puente hacia las personas y familiares que están pasando una situación tan traumática y desconocida como es la muerte, facilitando el crecimiento a través de las pérdidas. Ayudarte a entender y reflexionar acerca de tu verdadera esencia o realidad como ser humano al descubrir o reforzar los valores internos de la persona en la búsqueda de significado para vivir en plenitud.

martes, 2 de septiembre de 2014

Niños y Duelo

Uno aprende a sobrevivir a la aflicción a traves de las primeras experiencias de pérdida. El proceso de duelo llega a complicarse por las experiencias previas de pérdida y aflicción, la salud física actual, la calidad de la relación con el fallecido, el impacto de la muerte, la edad del superviviente y otras variables. #niños y adultos sufren
Niños y adultos sufren de maneras similares. Ambos pueden llorar, enojarse, culparse por la muerte o tener problemas para comer y dormir. La mayor diferencia en el proceso de duelo de adultos y niños es que la mayoría de los adultos puede separar los hechos de las fantasías; saben que, en la mayoría de los casos, no causaron la muerte. Los niños, en cambio, a menudo no pueden establecer esta diferencia y necesitan discutir sus temores con un adulto que los pueda tranquilizar sobre que de ninguna manera son responsables de la muerte por su enojo o fantasías o defectos.
Probablemente los niños se sientan ansiosos, que tengan angustia o culpa; quizá asocien de manera inapropiada con la muerte algo que hicieron con o para el fallecido.
El espectro de respuesta ante la pérdida es bastante amplio; los niños deben verificar que ésta ocurriendo en realidad. Esto toma tiempo y requiere apoyo. La muerte puede causar que los niños se sientan vulnerables, en especial cuando fue violenta e inesperada.
El fallecimiento de un hermano, compañero de clase o amigo pueden conducir a sentimientos de enojo. Quizá se sientan culpables de no haber hecho lo suficiente por la persona antes de la muerte o por no haber sido suficientemente buenos. Tal vez sientan que la muerte les ha privado de una relación larga y satisfactoria. Pueden sentir que, de alguna manera, se les debe castigar por sus defectos y por sus sentimientos de enojo. También pueden asumir los modales del fallecido o llegar a idealizar a esa persona.
En el proceso de duelo de niños toda la conducta que presentan tiene un significado. Los adultos no deben concluir que un niño no está triste o afligido sólo porque no está llorando.
Con el apoyo apropiado, los niños harán las preguntas necesarias, quizá no todas a la vez, pero con frecuencia cada vez mayor, a medida que adquieren más confianza en el adulto al que están dirigiéndose.
Cuando ha muerto uno de los padres, el otro quizá no esté en posición de dar a los hijos todo el apoyo que necesitan. Es posible que los niños busquen ayuda en otro adulto o quizá demoren su duelo hasta que el padre superviviente esté en condiciones de socorrerlos en su aflicción.
Consulta tanatológica 998 260 15 61

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