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Consulta tanatológica, Conferencias, Talleres, Cursos. Construir un puente hacia las personas y familiares que están pasando una situación tan traumática y desconocida como es la muerte, facilitando el crecimiento a través de las pérdidas. Ayudarte a entender y reflexionar acerca de tu verdadera esencia o realidad como ser humano al descubrir o reforzar los valores internos de la persona en la búsqueda de significado para vivir en plenitud.

jueves, 2 de octubre de 2014

La Soledad

La #Soledad
Una vinculación afectiva deficiente está correlacionada con la soledad. Para comprender cómo aparece el sentimiento de soledad se debe retroceder hasta la temprana infancia e indagar el vínculo establecido y la influencia del mismo en el funcionamiento psicológico posterior.
El bienestar psicológico se manifiesta en la  autorrealización, madurez y como criterio de salud mental.
La autonomía, la relación positiva con otras personas, autoaceptación, dominio del ambiente, propósito de vida y crecimiento emocional son considerados factores influyentes en el funcionamiento psicológico.

La soledad cuando es percibida como oportunidad para reflexionar, para comunicarse con Dios o con uno mismo, es un medio para fortalecer el carácter individual mediante la inversión de un tiempo en aislamiento.
Por otra parte, el lado negativo de la soledad es cuando se percibe como aversiva, estresante y displacentera asociada con  la carencia de intimidad interpersonal, cuando la red de relaciones sociales de una persona es deficiente en algún sentido importante, ya sea en cantidad y forma. Todo esto tendrá influencia importante en el cómo se establecen las relaciones interpersonales, ya sea a través de conductas que favorezcan el vínculo, o aquellas que lo dificulten.
En el curso natural del crecimiento en la infancia se experimenta la dolorosa angustia por la separación de las figuras parentales.
Como niños, el adentrar en un medio donde se desea obtener aceptación y la amistad de los compañeros, ingresar en la escuela, o incluso cambiar de residencia, pueden ir acompañados con sentimientos de soledad y pérdida. La experiencia del primer amor, ingresar en el ámbito laboral y el matrimonio van igualmente de la mano con el sentimiento de soledad.
Para muchos el sentimiento de aislamiento y soledad persiste a través de los años. La persona en soledad experimenta sentimientos infantiles de omnipotencia, es egocéntrica y prefiere hacerse notar ante los demás en vez de ayudar a otros. El niño aprende lo que es ser amado y admirado, y a sentirse pequeño y débil esperando que otros satisfagan sus necesidades. Es aquí donde puede desarrollarse una orientación narcisista como el núcleo de la hostilidad, el odio y una impotente agresión de la persona que experimenta la soledad, por lo que se concibe como una experiencia excesivamente displacentera, e incluso patológica.
Existe la soledad como sensación interna de estar solo sean cuales fueran las circunstancias externas, de sentirse solo incluso cuando se está rodeado de amigos o se recibe afecto. Este tipo de soledad proviene de ansiedades paranoides y depresivas, derivadas de las ansiedades psicóticas del bebé.
Cuando se desea comunicar pensamientos y sentimientos a alguien con quien se congenia y no se es escuchado, subsiste el anhelo insatisfecho de una comprensión sin palabras, situación similar a la primitiva relación que se tenía con la madre. Dicho anhelo contribuye al sentimiento de soledad y deriva de la vivencia depresiva de haber sufrido una pérdida irreparable. Otros aspectos como el no aceptar y comprender las propias emociones, fantasías y ansiedades, miedo a la muerte, el dolor que acompaña a los procesos de integración que conlleva enfrentarse a los propios impulsos destructivos y a las partes odiadas de uno mismo y la pérdida de la idealización, están relacionados con la presencia del sentimiento de soledad. La soledad también ha sido descrita como manifestación de inadaptación social.

Las personas que manifiestan experimentar soledad reportan patologías psicológicas como la depresión, ansiedad, ideación suicida, esquizofrenia, hostilidad, alcoholismo, timidez, niveles deficientes de asertividad e introversión, autoconcepto deteriorado (baja autoestima) y enfermedades psicosomáticas.
La soledad ha servido como indicador de disfunción durante el desarrollo emocional, resultado de deficiencia en el establecimiento de relaciones interpersonales, tanto en la pareja, como en la red de apoyo social y en la amistad.

Queda claro que las relaciones interpersonales son una necesidad del ser humano. Para lo que es fundamental desarrollar el autoconocimiento para detectar  nuestras necesidades, deseos, expectativas y temores.
Las relaciones determinan nuestra personalidad. Muchas características de nuestra personalidad son aprendidas en las relaciones que hemos mantenido. Por lo tanto es posible el cambio.
En las relaciones interpersonales influyen la personalidad, las funciones cognitivas y la vida afectiva.






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